30 de junio de 2012

Globo-corazón [OkaJima / Oneshot]

: Hace más de 1 mes que no subo nada T-T
: White ~ KAT-TUN
: Con frío e-e




Nombre: Globo-corazón
Autora: Uebo Hime
Pareja: OkaJima
Formato: Oneshot (1303 palabras)


Gomen ne~ He perdido la noción de lo que es la inspiración. No me ha salido nada en todo este tiempo y la verdad es que fue bastante frustrante. Espero tener una racha de inspiración en estos días porque quiero hacer los fics atrasados que me pidieron y que no he podido aún -w- 
Dedicado a Airi ♥ Te amito coshita♥ Aadasdasdsd ojalá te guste uwu


GLOBO-CORAZÓN



El día estaba soleado. Perfecto para ir a pasear con ella. Su sonrisa le hacía feliz. El como le tomaba de la mano e iba con él cualquier lugar que la llevara sin miedo, como se dejaba llevar por él le encantaba. Además de su cabello que volaba acompañado del viento y su figura esbelta y armónica.

Le quería, sin embargo no era más que eso. Le dolía que fuese así ya que ella realmente le amaba. Pero siempre había sido sincero con ella y no salían más que te quiero de sus labios cada vez que ella le decía te amo. Estaba seguro que eso le hacía trizas el corazón, pero él no podía hacer nada. Las mujeres son complicadas. En lugar de dejarlo ir por como le lastimaba cada vez que eso sucedía, simplemente se aferraba más a él y seguramente cada segundo que pasaba el dolor se hacía más fuerte. ¿Masoquistas tal vez?

Eso le hacía sentir cada vez más culpable, más no podía dejarla. Aún no entendía si eso sería peor o mejor para ella. Si después de todo, ella le hacía bien.
Decidió entonces, ya que el día era agradable, llevarla al parque de diversiones. Le hacía bien ver su sonrisa después de todo y él se divertiría también. La llamó y esperó a que lo atendiese.
               
Amor~ —atendió la chica seguramente a sabiendas de que era él por el mensaje en el visor del móvil.
Airi — le dijo dulcemente- ¿Quieres ir hoy al parque de diversiones? —le pregunto seguro de que le diría que sí.
— ¡Claro! —chilló feliz— ¿A qué hora?
— ¿En una hora está bien? —sonrió del otro lado del teléfono.
— Un~ —asintió con solo un ruido— Claro~ Sólo me cambiaré y ya —le dijo notablemente feliz, lo deducía sólo con escuchar su voz. Eso le gustaba de ella... no se preocupaba solo en lucir espléndida. Era simple. No tardaba horas en arreglarse.
— Bien, en una hora estaré allí —le dijo dulce y colgó la llamada.

Una hora y media más tarde se encontraban en el parque.  Estaba repleto de niños que correteaban y reían por doquier. Manzanas caramelizadas y algodones de azúcar hacían del lugar mágico. Para cualquiera podría ser un lugar ordinario, pero a él le daba paz. Los niños le gustaban, por momentos quería volver a tener la energía que tenía hace tan solo años atrás. Aunque era joven aún no podía compararse.

Su mirada estaba clavada en un animal de felpa, muy alto y regordete. Repartía globos de espada a los niños, globos con formas de corazón, para las niñas. Su energía era casi tanta como la de los niños pequeños que correteaban, y estaba tan absorto mirándole que no se dio cuenta de que su novia le estiraba de la manga de su camisa para que le diera atención. Se giró y le sonrió cuando cayó en cuenta de aquello.

Nee Keito~ ¿le pedirías un globo para mí? —su novia sonrió al notar que el oso de felpa le entregaba a una niña un globo de corazón y acariciaba su cabellera a lo que esta reía feliz— ¿Lo harías?
— Claro —le dijo, aunque más que por consentirla era porque aquel oso regordete le intrigaba.

Se levantó de aquel asiento rojo terracota y se dirigió hacia aquel oso. A mitad de camino se detuvo y le miró, ahora desde más cerca. Sonrió de lado y continuó caminando hasta encontrarse con aquellos agujeros en sus ojos, sonriéndole.
 El oso estiró su mano, alcanzándole un globo de espada.

¿No cree que está un poco grande? —el oso dejó escapar una risita al decirlo. Keito pensó que aquella voz era agradable, suave y animada…enérgica y a la vez muy dulce. Rió también.
— Claro, pero no es para mí —sonrió suavemente— ¿Te importaría darme un corazón? —le pidió con dulzura en su voz. Se le hacía que a pesar de la altura, era menor que él.
— Claro —le dijo y le entregó un corazón. En cuanto aquello hizo unos niños corrieron hacia el oso regordete¡Otra vez no! —exclamó y Keito lo miró sin entender.

Ese par de niños lo derribaron y comenzaron a patearlo por lo cual la cabeza del oso rodó hasta quedar al lado de sus pies. Todo había sucedido tan rápido que no tuvo tiempo de detenerlos. Tomó la cabeza de aquel oso entre sus manos y se agachó quedando cerca de su cuerpo y tendiéndole una mano.

— ¿Te encuentras bien… oso? —le preguntó preocupado.
Nakajima —le dijo— Sí…—le aseguró luego— Sucede todos los días, y siempre son diferentes niños, es como si fuese divertido patearme —Keito lo ayudó a levantarse y el oso le sonrió— Gracias… ¿chico? —rió suave.
Keito —sonrió devuelta y notó que varios globos se habían volado¿Tienes más? —señaló uno desinflado en el suelo.
— Sí, pero debo inflarlos, y me llevará tiempo —murmuró algo molesto rascándose la nuca.
Puedo ayudartedijo olvidándose de su novia, además esta estaba hablando animadamente con una amiga que se había encontrado en el parque cuando él había ido en búsqueda de aquel globo-corazón.
— ¿Puedes? ¡Gracias! —dijo el chico, tomó la cabeza de sus manos y posicionó sosteniéndola entre su cintura y su mano derecha— Ven…

Caminaron hasta un pequeño vestuario y allí la magia comenzó.



— Ya han pasado dos horas… ¿de verdad no quieres irte? —le dijo el oso mirándolo con una mueca.
— No, hace mucho no me reía como hoy lo hice —le dijo el mayor dejando salir luego más aire de sus pulmones pero el menor, porque sí lo era al fin de cuentas, picó su estómago haciéndolo soltar tanto el aire como el globo en sus manos de la risa— ¡Ya basta Yuto-kun! —le dijo deteniéndolo por la muñeca.
— Bien, pero cuando quieras puedes hacerlo —le dijo.
— ¿Acaso quieres que me vaya? —le preguntó.
¡No! —exclamó rápidamente y luego tembló ligeramente nervioso— N-no… es sólo… es sólo que no quiero que dejes a tu novia por estar aquí conmigo
Prefiero estar contigo… ¿sabes? —dijo sincero— Esa relación es agradable, sin embargo ha comenzado a sofocarme el hecho de no saber qué contestar cada vez que me dice te amo

Hacía días que venía a ayudarle a inflar los globos y ¡hasta había aprendido a darles forma! Su compañía le hacía sentir bien, había dejado de preocuparse por Airi y había comenzado a hacerlo por él. Quizá… quizá la calidez del menor le hacía sentir contenido. Quizá estaba jugando a enamorarse, o quizá, y sólo quizá… lo estaba haciendo.

El menor le extendió un globo-corazón delante de la cara. El mayor lo tomó.

¿Qué con esto? —exclamó el mayor mirando aquel globo.
Quizá debas entregarle tu corazón a otra persona Keito-kun… —le dijo pensando en los problemas del mayor— Quizá debas encontrar a alguien con quien realmente te sientas cómodo… —le dijo mientras se acomodaba en esa banca y seguía inflando globos.

Aquel día habría fuegos artificiales por lo que prefirieron estar fuera haciendo aquello para poder disfrutarlos. La noche estaba despejada y la luna era redonda y esponjosa. O así la veía en los ojos de Yuto, ya que la misma se reflejaba a la perfección en esas esferas oscuras.
En el momento que dijo aquello el mayor pensó que quizá quería realmente jugar a enamorarse, que quizá sería bueno iniciar una partida. Quería ganarla y ser por fin feliz.

Estiró en su mano un globo-corazón delante del menor. Este le miró sin entender. Keito sonrió de lado y se acercó para besarle en el mismo momento en que los fuegos artificiales comenzaron a estallar sobre el cielo oscuro y ahora brillante. Los ojos del menor se cerraron. Los del mayor le imitaron.

Y allí la magia comenzó en aquel lugar repleto de niños que correteaban y reían por doquier, manzanas caramelizadas y algodones de azúcar.



 
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