



Nombre: Changing
Autora: Uebo Hime :3
Pareja: YumaShin
Formato: Mini drabble (365 palabras)
Quería algo menos acotado pero la verdad es que mi inspiración no está pasando un buen momento. Pero es un día especial, y aunque no fuese mucho lo que pudiese aportar quería al menos darle un presente a alguien que aprecio mucho y que tanto me ayudó <3
Deni~ Te adoro, así como que mucho mucho mucho <3 Y hoy te haces más vieja(?) y te van a salir arrugas y todo eso que viene con la edad (?) Te amito te amito ♥ Feliz cumpleaños~
CHANGING
Pestañó repetidas veces mirando hacia el frente: viendo al
"niño" frente a sus ojos, que se encontraba semi desnudo, suspirando
y jadeando ante sus caricias. Pestañó porque le era difícil recordar cuándo
había cambiado tanto. ¿Cuándo fue que sus mejillas ya no se sonrojaban ante los
besos fugaces? ¿Cuándo fue que dejaron de ser regordetas y mullidas? ¿Cuándo
fue que sus facciones se marcaron tanto? ¿Cuándo fue que dejó de ser el niño al
que protegía del miedo a que sus padres descubrieran lo que pasaba entre ellos?
¿Desde cuándo fue... que se convirtió en un adolescente con el torso marcado y
la mirada segura?
Suspiró continuando con las caricias en el miembro del menor
mientras estaban sentados uno enfrente del otro en la cama. Tenía ya 15 años, y
no faltaban demasiado para sus 16, mientras que él ya había cumplido sus 19.
Lo miró gemir suave con los ojos cerrados. ¿Cuándo se
convirtió en alguien tan apacible ante sus caricias? Cuando era pequeño casi y
se retorcía ante su tacto. Ahora, había aprendido a guardar silencio cuando alguien
podía escucharlos. Y eso era porque no estaban solos. En otra cama a metros de
ellos estaba el hermano del menor, durmiendo plácidamente.
—¿Yuma? —murmuró el menor, con una voz tan diferente a la
que él había escuchado aquella primera vez— Bésame —le exigió al ver que el
mayor sólo estaba mirándolo. El mayor obedeció, cerrando los ojos y besándolo
suavemente, para no alterar la respiración de ambos. De todas formas los
suspiros fueron más insistentes, y golpeaban los labios del otro cada dos por
tres.
La mano de Yuma se movió de arriba hacia abajo cada vez con
más lentitud pero, a la vez, ejerciendo más presión sobre su falo.
Las manos del menor, Shintaro, se aventuraron por la espalda
del otro, acariciando con sus yemas, suavemente.
Ahora esas manos eran más pesadas y ásperas, y al sentirlas,
por su mente los recuerdos de unas manos pequeñas y suaves ahondaron,
haciéndole sonreír.
El cambio del cuerpo del menor, de sus gestos, de su carácter,
eran sólo eso: un cambio... ya que entre sus brazos, siempre iba a estar el
mismo Shintaro que conoció.