



Nombre: Descubriendo el amor
Autora: Uebo Hime :3
Pareja: KaoruReia
Formato: Drabble (768 palabras)
No sé qué decir. Desaparecí mucho tiempo, demasiado... simplemente mi imaginación murió.
Sólo eso, no hay mucho más que acotar.
Dedicado al grupito lindo que se armó en el rol. Espero que lo disfruten.
Dedicado en especial a los roles de Kaoru y Reia, que los stalkeo siempre que están por muro JAJA.
DESCUBRIENDO EL AMOR
Cuando me miré al espejo noté que algo había cambiado en mí,
más allá del pensamiento que todos me expresaban, por ejemplo en cuanto a mi
altura o a mi un poco más acrecentada madurez. Sin embargo, yo, veía algo aún
más profundo que llenaba mi interior, me hacía un nudo en la garganta, hacía mi
panza estrujarse y mi corazón bombear más fuerte: él.
El calor de sus manos cada vez que me tocaba... apenas un
roce me estremecía. Cuando besaba mi mejilla sentía como el calor las llenaba.
Su mano sobre la mía cuando me arrastraba hacia alguna travesura, me hacía
transpirar. Su voz suave me hacía perder en un mundo donde todo era perfecto:
como él.
Y pensando en él, como en aquel momento, mis lágrimas
comenzaron a caer, sin saber muy bien por qué. Qué sucedía, por qué me sentía
así.
Apenas si sabía lo que era vivir, menos sabía que me había
enamorado. No había forma de comprender un sentimiento tan grande siendo tan
pequeño. Doce años de vida no me habían otorgado demasiada información sobre
algo tan complejo. Era algo que simplemente no podía comprender.
Si eso no era amor... ¿qué era acaso?
Las lágrimas incomprendidas que caían en mi cara no tenían
razón de ser, o eso creía en aquel entonces. ¿Cómo un amigo me iba a gustar de
tal forma? ¿Y por qué un niño y no una niña? ¿Algo estaría mal en mí?
Sin embargo cada vez que pensaba en él, mi cuerpo reaccionaba,
ya sea con sonrisas o muecas de tristeza, como cuando no me prestaba la
atención necesaria... solía ser un ser dependiente... de él.
Me acosté en la cama, aún mirándome en el espejo, intentando
descifrar tal vez qué sucedía dentro mío. Y lo último que vi antes de dormirme
fueron sus labios reflejados en mi espejo.
Desperté horas después, con los ojos rojos por el llanto de
la noche anterior y con apenas 2 horas de sueño. Me levanté y tomé mi bolso,
alistándome para ir al trabajo.
Tomé un rápido desayuno, dejando a mi madre insatisfecha por
la escasa cantidad de lo ingerido, pero no me importó, estaba inapetente. No
quise discutir con ella por lo que decidí irme rápido.
Caminé despacio al tren, pero la lentitud fue tal que llegué
tarde y tuve que esperar al siguiente tren. Llegaría tarde.
Minutos más tarde el tren arribó a la estación y me subí en
camino a mi destino, pero alguien gritó mi nombre y señaló un asiento a su
lado.
Oh no, por qué justo hoy. Resignado me senté a su lado, e
intentando sonreir, lo saludé.
— Hola... —le dije y moví mi mano.
— Kao-chan...—se acercó y besó mi mejilla logrando lo que
siempre sucedía, mis mejillas ardieron— No te ves con muy buena cara hoy... ¿te
sientes bien? —me preguntó preocupado.
— No pasé una buena noche —le dije—... insomnio supongo. —me
justifiqué.
"Por ti" quise decirle.
— Oh, pues... te hubieras quedado en casa. —me sugirió y
negué.
— Claro que no, hoy es un ensayo importante. —le dije serio.
— Eres muy responsable... eso me agrada —sonrió suavemente y
apretó mi mano que estaba sobre mi rodilla.
Nunca comprendí por qué hacía aquello. ¿Acaso no notaba que
me hacía temblar?
Sin embargo no dije nada, siquiera me moví. Sólo dejé que
acariciara mi mano.
Suave, casi imperceptible. Sin embargo... sin embargo yo, lo
sentía... tanto.
Contuve el aire cuando su mano se enlazó con la mía y no
pude soltarlo porque simplemente besó mi frente y sus labios al separarse
quedaron ante mis ojos, cercanos y tan lejanos a la vez.
— Kao-chan... ¡estás temblando! Creo que tienes
fiebre...—desenlazó nuestras manos y me abrazó fregando mis brazos.
¡Eres tú, eres tú, eres tú!
— N-no... —murmuré a penas—... sólo suéltame.—dije más alto
pero sin ser grosero— ... Por favor —volví a usar un pequeño murmullo y
simplemente él asintió soltándome y quedándose quieto a mi lado, mirándome sin
comprender.
Yo tampoco comprendía muy bien. Sin embargo me encontré a mí
mismo besando sus labios suavemente, inclinando mi cuerpo sobre el suyo allí en
medio del tren.
A penas fue un roce, siquiera hubo un movimiento de nuestros
labios, pero pude sentir que sus ojos se cerraban aún cuando los míos
estuvieron así desde el primer contacto.
Me separé levemente y me senté con la espalda nuevamente
sobre mi sitio, mirando hacia el frente incapaz de saber qué decir, ni cómo
actuar, ni cómo justificar mi propio acto, ni siquiera cómo explicármelo a mí
mismo.
Pero cuando supe que debía disculparme, al menos, sentí los
labios de él sobre los míos.
Una sonrisa inconscientemente escapó de mis labios y una
sensación hermosa llenó mi pecho.
Si no eso es amor... ¿qué es acaso?