12 de mayo de 2012

Umi no Hi [TakaChii / Drabble]

: FAIL, absolutamente FAIL
: Nada e.e
: Cuello... doler.




Nombre: Umi no Hi (Día del mar)
Autora: Uebo Hime
Pareja: TakaChii
Formato: Drabble (471 palabras)




Bien, es muy fail... Demasiado, así que no se ilusionen con leer algo espectacular D: En fin, disfrútenlo si pueden y por si no saben como el título lo expresa "umi" significa "mar".  Ahora sí, gracias por leer.





UMI NO HI


 El color azul del mar, lo llenaba de tranquilidad. Así igual el chocar de las olas contra la costa. El inmenso umi lo hacía sentir tan pequeño, tan vulnerable... pero a la vez lo llenaba de paz.
El color del mar le recordaba a él. Ese desespero por llevar a su paso todo, pero al chocar contra la costa simplemente regresaba todo hacia él.

Él era así, como el mar. Siempre corriendo, llevándose todo por delante, pero al chocar contra los problemas simplemente regresaba, pidiendo ayuda, aferrándose a sus brazos.
Supongo que la edad del otro, tendría mucho que ver con aquello.
Adolescente, todavía un adolescente. Le faltaban 2 para los 20 aún. Sin embargo él no era tan diferente.

Tenía 22 sin embargo parecía un niño. Parecía ponerse a su altura.
Pero es que quería estar allí. Siempre a su lado, tomarle la mano y... ¡Quería hacer todo con él! Reír, llorar, bromear, soñar, sentir... amar.

Suspiró contemplando el azulado mar.


— Yuuyan… ese día en el mar... ¿lo recuerdas? —le preguntó con lágrimas en los ojos.
— Sí, lo recuerdo como si fuera ayer… —le sonrió limpiando sus lágrimas— El inmenso mar nos rodeaba, caíste con una ola sobre el arena y caí sobre ti. Nos besamos y me dijiste: “¡Por favor, sé mi novio!” —sonrió— ¿Por qué lloras por algo que es feliz? —preguntó curioso.
— Si umi-sama algún día me arrastra hacia dentro… ¿vendrías conmigo? —dijo hipando el más chico mientras un mechón de cabello caía de su cabeza casi enteramente, detalle que el otro no tomó en cuenta en aquel entonces.
— Claro que sí Yuri… prometo ir donde tú vayas —sonrió el más grande mirando el enorme mar.

Ese día en la noche el cuerpo del menor fue arrastrado por la fría corriente de agua de umi-sama, acabando con la pena que tenía por aquella enfermedad que lo destruía poco a poco. Sin embargo el mayor no lo notó hasta el día siguiente cuando se encontró el cuerpo en el medio del mar, frío, blanco, apagado… muerto.

Se enteró del infierno que Yuri vivía sin él saber nada, se enteró que el cáncer lo consumía y se reprochó el no haber podido hacer nada.
Le agradeció las sonrisas, las risas… todo aquello tan diferente a lo que lo invadía.
No pudo entender cómo podía mostrarle que todo estaba bien, sin que realmente se le notara en la cara.
Unas horas después a enterarse llegó a donde ahora se encontraba. Recordando, llorando.
Y simplemente se dejó llevar.

Se adentró a ese mar calmado que lo llevaría hacia el amor.
Hacia su amor.

Umi-sama déjame ser como tú también… Ya no tengo nada que arrastrar a mi paso, simplemente quiero regresar a él —murmuró cuando el agua simplemente invadió sus pulmones y lo llevó con su pequeño amor.

11 de mayo de 2012

Blood Diamond Capitulo 3 (FINAL) + Epílogo [InooDai / Trishot]

: ¡LO TERMINÉ! :D
: Screw ~ Hey! Say! BEST
: Con el cuello doliendo pero feliz...





Nombre: Blood Diamond
Autora: Uebo Hime
Pareja: InooDai
Formato: Introducción + Trishot

No puedo creer que lo terminé. Siendo sincera los seriales no son mi fuerte y muchas veces termino abandonándolos, pero... este a llegado a su fin... aunque sólo sea un trishot, claro.
Dedicado a todos los que lo leen. Y especialmente a Pao ♥
Esta entrada viene con sorpresa. Les traje epílogo.
Gracias por leerme (: 


BLOOD DIAMOND 
CAPITULO 3 FINAL



 Arrancó el diamante de su cuello y lo estrelló contra el suelo de madera. En su pecho sentía como el diablo se apoderaba de él. El cristar al caer se resquebrajó más no se destruyó. De ser por él la habría pateado bien lejos, pero no tenía tiempo para ese estúpido diamante que le había cagado la existencia.

Aquel diablo lo poseía, le decía al oído susurrante: "Destruye a ese ser horrible, esa persona merece ser matado por tus propias manos".

Miró a la persona a su frente y sonrió cínicamente. Si su destino era este, lo destruiría, después de todo ya no tenía nada ni nadie que perder.

Ya que tanto crees en el diablo...murmuró te haré ir al infierno I.K. dijo pausadamente aquellas letras que ahora le revolvían el estómago.

El otro empuñó la estaca y la acerco a Daiki intentando defenderse. Debía matarlo para obtener la vida eterna y además sabía que el menor no podría matarlo... que su alma pura no lo permitiría.

Que tan confundido estaba...

Cuando sintió la estaca en su pecho se retorció. De su boca borbotones de sangre salieron haciendo reír como un desquiciado a Arioka.

Me convertiré en ese ser horrible que tanto veneras... Sufrirás en carne propia el infierno en el que me has envuelto dijo muy serio y sus manos empuñaban la estaca aún más profundo dentro de su pecho haciéndolo caer ya sin fuerzas sobre el cuerpo que había asesinado, el de su padre. No dudes que te mataré imbécil..le dijo con una sonrisa en la cara mientras lo veía a través del espejo que estaba en mitad del recibidor.

Se giró de nuevo viendo a ese cuerpo inmóvil ya y lo alejó de su padre un poco para quitarle la ropa, rasgándola sin piedad alguna, desgarrando pedazos de piel a su paso, sin importarle ya el cuerpo de ese ser que lo había destruido, y aunque ya lo había matado quería devolverle todo el dolor que le había provocado.

Rascó y rasgó acumulando residuos de la piel del otro en su interior, comenzó a quitarle los ojos como había hecho su destino con sus manos, clavando sus uñas en aquellos agujeros, tomando uno entre sus manos y colocándoselo en la boca para masticarlo furiosamente y tragarlo, sintiendo lo amargo que sabía y pensando que aquel sabor representaba el sabor amargo que aquella persona había causado en su vida.

Cuando lo hizo rió estrepitosamente. Se había vuelto total y completamente loco, pero aquellas imágenes y aquel dolor lo habían convertido en un completo demente.

Tomó el diamante que se encontraba a un lado de su mano.

El cristal rodo entre sus dedos. Aquel pequeño pedazo de diamante, puntiagudo en los bordes, roto y sucio, pero tan preciado para él, rodaba y rodaba sobre aquellos largos dedos, sin parar.
Lo miraba fijamente, lo miraba pasear por su piel, lo miraba ensuciar sus manos. Lo miraba… lastimar su piel y teñir la misma de un color rojizo.

Sabiendo que nadie ni nada podría calmar esa sed de venganza en su interior. Que nada podría cambiar esos ojos oscuros que ahora eran rojizos y se veían horribles y sedientos.

Una mueca. Una sonrisa.
Otra sonrisa. Otra mueca.
El dolor plasmado en su cara casi de la misma forma en que expresaba placer.


Se acercó al cuerpo frío de su destino y lo besó en sus labios, secos, blancos, ya casi desgastados. Dulce.. se sentía dulce. Aquel sabor amargo de lo antes digerido se sentía dulce al chocar contra ese manjar que había probado aquella misma tarde en el bosque.

Rió. Rió como un loco, mordió aquellos labios, los hizo sangrar.

Siguió presionando aquel cristal contra sus dedos.

Un secreto guardado en aquel cristal. Un secreto que también se hallaba guardado en su pecho. Secreto que aferraba con sus manos.

Pero que había logrado al fin dejar escapar.

El cristal se destruyó entre sus dedos.

Apoyó la mano contra el espejo y luego la quitó.
Una huella de sangre, proveniente de sus manos, sobre el espejo se dejaba leer: “Inoo Kei”.

En aquel momento su cuerpo se desintegró, su cuerpo en cenizas amargas se convirtió.

Aquellas se mojaron con lágrimas de un destino que lo había hecho añicos.






EPILOGO

15 años después la luz proveniente de una ventana iluminaba la casa, que poco tiempo atrás había sido víctima de 3 asesinatos de los cuales aún el día de hoy no se ha hallado al culpable.
Aquella casa era una de las más antiguas que aún seguía en pie ya que nadie se había atrevido a entrar allí en todo ese tiempo.
Un objeto diminuto y transparente brilla en el piso de madera gastada gracias a aquella luz.
Un chico de 21 años lo toma entre sus manos, lo observa y gracias a los lazos de donde colgaba se lo coloca en el pecho.

En ese diamante se podía observar las siglas: “A.D.”

8 de mayo de 2012

¡No entra! [InooTaro / Drabble]

: Sin dormir
: Nada...
: A punto de irme ;_;




Nombre: ¡No entra!
Autora: Uebo Hime
Pareja: InooTaro
Formato: Drabble (206 palabras) 

Dedicado a Deni de nuevo ♥ :D Te amo te amo ♥



¡NO ENTRA!




Lo miró a los ojos y suspiró. ¡Tan inseguro! ¡Tan vulnerable! El menor era absolutamente vulnerable. Frágil. Notando esa mueca de inconformidad, volteó la mirada hacia otro lado y largó un bufido.
El menor golpeó el suelo con el pie repetidas veces… inconforme, también, con su inseguridad.
Sin embargo algo le decía que debía arriesgarse a aceptar la propuesta.

— De acuerdo, lo haré —le dijo— Pero me llego a lastimar y te mato.

El mayor sonrió y lo abrazó delicadamente.


— Ah~ es grande —murmuró el más chico.
— Viene así de fábrica —ríe suavemente.
— ¡Ah~! ¡Duele! —gimoteó Ryutaro.
— ¿Qué te duele? —le preguntó el mayor.
— ¡La cintura! —le contestó— Luego caminaré rengo por semanas.
— No exageres —le dijo Inoo—. Se te pasará…
— Más arriba —murmuró el menor— ¡Ah~! ¡Más adentro Kei! —dijo luego y el mayor empujó con más fuerza en aquel agujero.
— No entra~ —gimoteó el mayor desilusionado.
— Empuja más entonces —lo animó.
— ¡Eso intento! —dijo exasperado— ¡No entra!
— ¡En lugar de quejarte empuja más adentro! —le dijo enojado.
— ¡Ah~ no llego! —gimoteó— Creo que esto... ¡mierda! —pegó un grito y el menor le siguió.
¡Maldito colchón! —se quejó Ryutaro— ¿No podías encontrar un lugar más alto y más pequeño donde querer guardarlo?



7 de mayo de 2012

Blood Diamond Capitulo 02 [InooDai / Trishot]

: Ah~ POR FIN
: Girl is mine ~ Kis-my-ft2
: Frío~




Nombre: Blood Diamond
Autora: Uebo Hime
Pareja: InooDai
Formato: Introducción + Trishot 


Dedicado a Deni ♥ Gracias por ayudarme~ Te amo ♥

BLOOD DIAMOND
CAPITULO 02 


El cabello del más chico se mecía con el viento. No supo cuanto tiempo pasó de aquel día pero se hallaba sentado en las piernas de su compañero de trabajo, besándolo como si no hubiese un mañana.
Sus piernas al costado de las del mayor, sintiendo como sus miembros se erguían al friccionarse. El calor de aquel beso, la piel de sus pechos rozándose.

Si lo pensaba claramente habían pasado a penas semanas de su primer encuentro, sin embargo para Daiki aquel encuentro había sido hacía una eternidad, cuando su madre había colgado aquel diamante con las siglas de su amante en el cuello.
Sin embargo, ahora que rozaban sus labios y que se tocaban su pecho y cintura, podía sentir realmente que él era su destino. Sentía una conexión furiosa en sus corazones, casi galopante.

Estaban prácticamente haciendo el amor en aquel bosque desierto a las 3 de la madrugada, con el sonido de los grillos, sentados en un tronco de árbol que estaba caído.

— Romantiquísimo —pensó irónico.

Sin embargo para él era el mejor momento que tenía hacía mucho con alguien, Inoo… esa sonrisa, esos cabellos, esos ojos y su voz. Todo en él lo llenaban de regocijo.
Jadeó en medio del beso, algo asustado cuando el mayor metió las manos por dentro de su pantalón en la parte trasera y se dispuso a jugar con su entrada, metiendo un dedo por allí.

— ¡Ah! —saltó al sentirlo ingresar, de todas formas un gemido salió después de aquello sin poder siquiera evitarlo. Con nadie había pasado de simples caricias, pero con él, un casi completo desconocido…

No lo entendía, pero si Kei lo tomaba con sus manos y le decía “mátate”, lo haría sin dudas. Su voz lo seducía, lo invitaba, lo volvía… loco. Casi literalmente.

Luego de acabar recostado y algo agitado contra las hojas marchitas del otoño y su cabeza sobre aquella madera se quedó dormido, con el cuerpo de su amante sobre él.



Horas después, los latidos apresurados de su corazón lo despertaron, se aferró a aquel diamante en su pecho aún con los ojos cerrados y luego poco a poco los fue abriendo, encontrándose con la fría noche, y la luna iluminando su cuerpo desnudo y lleno del perfume de Kei.

Estaba solo. No había rastro de su amante allí.
Sólo estaba su ropa doblada al costado de su cabeza sobre ese tronco de árbol y una nota:

“Debo cumplir con tu destino”

Gimoteó cuando intentó moverse. Su cintura dolía.
Su esfínter ardía. Sin embargo, una sonrisa apareció en sus labios.


Comenzó a vestirse despacio, su cintura no le permitía moverse demasiado. Ardía… y mucho. Suspiró mirando la luna, y luego un palpitar extraño sintió en su corazón. El diamante brillaba fuera de su ropa, colgando de su pecho y cada palpitación la sentía más y más profunda a la vez que el diamante brillaba con más intensidad.

Lo apretó entre sus manos, cerró los ojos y comenzó a correr. Imágenes que no creía reales aparecían en su mente. Palabras, como muerte, y dolor se comenzaban a marcar en su pecho a medida que avanzaba por aquel camino de tierra, que soltaba un poco de polvo cada vez que sus pies apresurados avanzaban por el camino.
Al llegar a la puerta se detuvo unos instantes, colocando una mano sobre su muslo derecho, para recuperar el aire. Con su otra mano no dejaba de hacer girar el colgante en su pecho desesperado casi por el hecho de que el destino lo había guiado hasta su hogar a sabiendas de que algo estaba pasando allí.

Se acercó a la puerta abriéndola sin hacer ruido, lentamente, y apoyándose en ella de modo que solo se viesen sus ojos y cabello.

Lo que vio, hizo que su corazón casi se saliese de lugar y que sus manos taparan su boca queriendo reprimir un grito y un gemido de dolor que casi no puede evitar.

Un cuerpo estaba tendido en el piso, junto a un charco de sangre a su alrededor que iba tomando un camino lento hacía el otro lado de la sala, volvió la mirada al cuerpo, notando aquella estaca clavada en su pecho y un órgano a su lado, que si bien sabía era un corazón que aun daba pequeños movimientos. Subió más la mirada a los labios de ese cuerpo que irónicamente mostraban una sonrisa.

Pero la sonrisa no fue lo más escalofriante que pudo haber visto, sino aquel par de agujeros en donde debían estar los ojos, oscuros y sangrientos. Su propio corazón latiendo a un ritmo que no se comparaba al que había tenido al correr, porque cuando identificó aquel cuerpo, el grito ahogado en su garganta y sus propias lágrimas no parecían querer ser silenciosas.

Buscó con la mirada los ojos de su madre notando que estaban al lado de otro cuerpo, el cual no podía ver por completo debido a alguien más en aquel lugar, pero estaba seguro que era el de su padre.
No podía ver bien estando ahí, pero temía el adentrarse porque la amenaza que allí se encontraba no era tan sólo eso, era algo más que se negaba a sí mismo a aceptar.

“Vamos, es tu último desafío. Es lo último que necesitas para ganarte la eternidad”

— No puedo —escuchó al aire y no quiso responder, ya que al parecer no lo había visto—. No quiero lastimarlo, a Daiki… a mí Daiki…—esa voz. Le hacía trizas el corazón mientras lo veía quitarle los ojos a su padre sin dudar. Sus manos no temblaban, era como si hubiese estado haciendo aquello toda su vida, como si aquello sólo fuese un juego—… mi Daiki… —repitió.

Ahogó el llanto mientras lo escuchaba hablar.

“Ya lo has hecho querido, lo has enviado al infierno junto conmigo —el asesino escuchaba a aquel ser superior— Y si no lo haces… recuerda… ‘dolor con dolor se paga’”

— Pero le amo —le escuchó decir. No entendía con quién hablaba si allí no había nadie más.

“Créeme que él ya no lo hace… ‘Más sabe el diablo por viejo que por diablo’ ”

— No me diga eso señor diablo —dijo con la voz tiritando, fue lo primero en lo que notó que dudaba— No le mataré…

El cuerpo se le heló. ¿Hablaba de él acaso?… ¿Con el diablo?

“Lo que no mata envenena. Y lo que envenena… al fin y al cabo puede matarte a ti”

La puerta chirrió. El asesino giró su cuerpo para encontrarse con los ojos de quien no podía matar. De quien no quería lastimar, pero por luchar contra el diablo y ganarse la vida eterna, había hecho.
Su mirada lo penetraba, sus ojos oscuros invadidos del color rojizo del infierno, lo hacía pedazos.

Su destino.
Inoo Kei; de quien estaba enamorado.
Inoo Kei, el que había matado a sus padres.
Inoo Kei, quien lo había destruido.

Su destino, le había jugado una mala pasada.

Una muy mala.

 
Design by Free WordPress Themes | Bloggerized by Lasantha - Premium Blogger Themes | Premium Wordpress Themes