11 de enero de 2012

Boys Don't Cry 1 [AKame + HSJ + Johnny's Jr.]

: Sueño~
: Another World ~ W-inds
: En mi calurosa habitación D:








Nombre: Boys Don't Cry
Autora: Uebo Hime :3
Pareja: AKame / RyoJin / TakaJima / InooDai / KikuJima / MoriMori.
Advertencias:  Yaoi, hétero, drogas, violencia familiar, violación, pedofilia, etc.
Formato: Serial
Advertencias del capítulo:Sé que es ilógico dar esta advertencia, cuando debería ser lo más normal, pero todas lo leen por el yaoi por lo que me veo con el derecho de advertir que este capitulo es lo más hétero del mundo. Sepan disculpar pero es necesario para el fic (:




Bueno acá empieza en sí la historia. Espero que la disfruten (:





CAPITULO 1
   “En aquel buzón ya no decía Akanishi; sino Kamenashi”





>> Japón

Por fin salía. Luego de 8 jodidos años rodeado de esa mierda. Pero la mierda, esa mierda, era su responsabilidad. Él estuvo ahí porque así lo quiso… En realidad no, pero intentar robar un banco no era precisamente el mejor camino para no terminar primero en una correccional de menores y luego en prisión.

Siempre había sido una persona independiente, quizá porque quien lo había cuidado en su niñez ya no estaba; y la persona que lo cuidaba no sabía su nombre —a pesar de que lo había procreado—.

Vivía viendo a aquella persona rodeado de botellas; y siempre que estás terminaban vacías, de igual forma el terminaba con la piel magullada por algún que otro golpe de quien no merecía ser llamado padre.

Comenzó a seguir los pasos de su progenitor.
Cuando ya beber no fue suficiente, le sumó la droga, la promiscuidad, la homosexualidad, y el hurto.

Si creyeron que su padre era un jodido desastre, él lo superaba ampliamente.

El ambiente en el que había convivido aquellos 8 años, había sido horrible:
Los últimos 2 años de su adolescencia, durmiendo en un colchón roto, sin sábanas, teniendo que cubrirse con sus propios brazos para resguardarse el frío invierno, habían sido lo peor.
Los siguientes 6… los había pasado más tranquilo. Se había superado, ya no sentía miedo. Debía cuidar su culo…; sobre todo porque consideraba que el mismo tenía dueño.

Salió del recinto aspirando el aire… Aunque era lo que menos deseaba aspirar en ese momento.


— ¡Libertad! ¡Qué fabuloso que es salir de esta mierda! —gritó estirando sus brazos para sentir la brisa en ellos.

Se puso a caminar con su pequeño bolso en la mano.
Mierda de pertenencias: una muda de ropa y su cajetilla de cigarros. Nada, absolutamente nada era lo que tenía.

Pensó en su dealer, su gran amigo Nishikido Ryo. No entendía cómo era posible que siendo traficante de drogas no lo hayan puesto en prisión… todavía.

Todos sabían que él era traficante. Todos sabían que en aquella zona el mandaba. La misma policía sabía dónde encontrarlo. ¿Por qué demonios decían que no había pruebas?

Aunque… debería de haber alguna razón.

Tan fácil no podía huir.

Iría en busca de él.
Necesitaba cocaína. La necesitaba más que a su hogar.

Hogar.

— ¡Já! —pensó— Sí, claro; “hogar”.

De todas formas debía ir. Aún tenía la esperanza de ser querido al menos un 0,01% de lo que su madre lo quería. Aún tenía la esperanza de que su padre tuviese al menos un sentimiento referido a él. Ya no importaba si era bueno o malo, pero… que se relacionara con él.

Suspiró. Debía ir.
Quería sentir que al menos algo le quedaba en esta vida.











—Ryu-chan, ¿crees que me irá bien en el examen de derecho? Porque no puedo perder el porcent… —Ryutaro lo interrumpió hablando calmadamente.
—Tranquilo genio. Siempre apruebas. No sé de qué te preocupas —rió.
—Es que —se fregó la cara—… Es solo que no puedo concentrarme al estudiar —lo miró con cara de preocupado.
— ¡Cambia esa cara! No pasará nada, solo siéntate escuchando música en un volumen bajo y relájate. Podrás estudiar, ya verás—le dio una palmadita en la espalda.

Kame lo miró ofuscado.

—Pero no sé —se rascó la cabeza—. Me siento nervioso. Siento que los problemas con Kyoko me están afectando —miró al techo preocupado.
—Mayonaka no kaubooi ni natte, kimi ni kimi ni tsutaetai…—Kame lo interrumpió.
— ¡Ryu-chan! ¡Te estoy hablando! —gritó enfadado.
—Bla, bla, bla… ¡Siempre es lo mismo! Ya déjala —dijo exaltado.
—Lo sé —lo miró— Pero no puedo dejarla. La amo —Ryutaro alzó una ceja—. Bueno está bien, solo la quiero —Ryutaro sonrió.
— Entonces no es tan difícil dejarla… ¡Además te ha engañado con tres hombres diferentes! —Kame bajó la cabeza.
— No me lo recuerdes… Me siento un estúpido de primera —pateó la silla que se encontraba a su lado.

Ryu-chan se acercó a él poniendo una mano en su hombro. Lo abrazó y le dio un beso en la frente. Quien los viera seguramente dudaría sobre si el más pequeño fuese el adulto en realidad.










Jin vagaba por las calles de lo que siempre fue su hogar, la Prefectura de Tokio.
En su mano derecha sostenía un cigarro que fumaba con necesidad, como lo había hecho estos últimos 2 meses en los que su proveedor de drogas en prisión, un tal Ryuuya, había salido en libertad.

— Estúpidos abogados. —pensó.

Había pensado en ir a ver a Nishikido. Pero decidió ir a su casa primero. La intriga lo estaba matando. ¿Lo recordaría? ¿Seguirían estando las fotos de su madre decorando la sala? ¿La guitarra que ella solía tocar? Su… vestido de bodas.
Esas cosas en las que se refugiaba, aún cuando estaba ahogado con su propio vómito.
Esas cosas que su madre nunca se hubiese permitido perder.

A los minutos el cigarro se había acabado y rápidamente sacó otro de la cajetilla para fumarlo suavemente. Necesitaba hacerlo durar lo más posible.

Llegó a lo que alguna vez fue su hogar. Miró el interior por las ventanas. Todo parecía tan cambiado. Nada parecía estar dónde él las recordaba.
Las fotografías ya no estaban allí.
Todo estaba pulcro. No había botellas, sin comida por el piso.

Había dos chicos, uno bastante más pequeño que el otro, sentados en un sillón.

Frunció el ceño. ¿Qué hacían estos chicos en su casa? ¿Dónde estaba su padre?
Todas sus preguntas se disiparon cuando vio que en aquel buzón ya no decía Akanishi; sino Kamenashi.

Su padre se había ido, por eso nunca iba a visitarlo. Lo había dejado solo, sin hogar, sin dinero. Sin absolutamente nada.
Nada más que su jodida vida, y la poca cordura que le quedaba.

Volvió a mirar el interior, los dos reían fuertemente. Aquella escena lo llenaba de repulsión, aunque claramente era envidia. Y de la mala. Odiaba a cualquier ser que fuese correspondido no sólo física, sino mentalmente. Fuese o no deseo carnal o romance. No importaba. Cualquier ser que fuese querido y respetado por otro, le generaba repulsión.
Porque él no tenía nada de eso.
Porque hacía mucho que nadie lo veía de ese modo.
Y dolía.
Ser fuerte no servía de nada, sino tenía nada a lo que aferrarse.


Jin decidió cambiar su rumbo. Deambuló hasta aquel callejón que se encontraba detrás de un viejo hotel, y allí vio a Ryo parado traficando con un chico de apenas 15 años, la edad que él tenía cuando lo conoció y le entregó su cuerpo por un poco de droga.

Recordaba como esa noche le había quitado la virginidad de una forma nada inocente, apoyándolo de espaldas a él en aquella pared sobre la que ahora se posaba mirándolo llegar con una sonrisa.
Le causaba nostalgia. Al menos en ese momento aún podía considerarse querido… aunque no fuese realmente así.

— ¡Jin! Que sorpresa, hace mucho que no te veo, pero tú sabes… Hay que protegerse —hizo una pausa breve y lo observó—. Veo que saliste —posó una mano en su hombro.
— Sí, entiendo.
— ¿Has venido por droga? —lo miró con una sonrisa.
— Sí, pero…. no tengo dinero —se mordió el labio.
— Bueno, pero eso tiene solución, ¿verdad Jin-kun? —lo miró pervertidamente.

Jin se acercó tímidamente.
En la cárcel muchos quisieron tener un polvo con él, pero él se negó. Nishikido fue el único que poseyó su cuerpo en carácter homosexual, desde sus 15 años, y por el momento no pensaba cambiar eso.
Él sería el único que podría hacerlo. Nadie lo tendría de la misma forma. Nunca.

Ryo lo besó fuertemente tomándolo por la cintura y apoyándolo de espaldas a la pared. Akanishi lo miró y se mordió el labio sonriendo. Cada movimiento que hacía, lo ponía aún más caliente. En el momento que vio su primera sonrisa, ya quiso que lo poseyera.

Pero, cuando iba a besarlo otra vez unas sirenas de policía resonaron cerca del lugar. Ryo salió corriendo. Akanishi lo siguió. No quería alejarse de nuevo. ¡Lo necesitaba! No quería estar solo una vez más.

Lo perdió de vista.

Pero no lo buscó, no podía darse el lujo de caer en prisión el mismo día en que había salido de ella. Caminó otra vez.
Ahora todo estaba oscuro y la noche había llegado.

Llegó a su antigua casa y miró hacia el interior. Los dos chicos miraban películas y reían tirándose palomitas de maíz.
Sonrió. Como le gustaría hacer esas cosas con Ryo. Pero él era un chico malo. Nunca sería así de común.
Suspiró. Debía dejar de querer así a Ryo, nunca dejaría de ser un polvo para él. Jamás dejaría todo por él. Jin parecía ser poca cosa para el traficante.

Fue hasta un bar. No tenía dinero para pagar, pero que importaba… Mai la dueña del local siempre estuvo caliente con él, así que un polvo sería suficiente para saldar su consumición.

Entró, todo estaba como lo recordaba.

Él iba allí con apenas 16 años, pero su aspecto de chico más grande hacía posible que le vendieran alcohol y por supuesto que Mai se le abalanzase con ganas de montarse sobre él, literalmente

Se acercó a la barra, allí se encontraba Mai secando unos vasos. Se sentó y le sonrió. Ella puso cara de depravada —como siempre— y se acercó mucho a él por encima de la mesada de madera mugrienta y gastada.

— ¡Hey! Hace años que no vienes por aquí —lo miró coquetamente.

Él la miro con una cara de repulsión bastante bien disimulada. Primero: Ella no era el tipo de chica lo que dice bonita; y segundo: No era hombre.

Lo miró sonriendo.

— ¿Qué quieres tomar Jin? —lo miró agarrando un vaso.
— Un Jack Daniels —la miró rascándose la cabeza—. Pero no tengo con que pagar, a menos que —se acercó a su oído—… quieras que a cambio te joda.

Mai lo miró con deseo.

— De acuerdo —dijo con voz sexy.

Jin rió. Espero su trago, que en apenas minutos estuvo a su lado. Tomó su Jack Daniels y así 7 u 8 más. Ahora no le daría demasiado asco joder con Marie.
Cuando terminó de beber era el único en el bar. Miró a Mai insinuante y le guiño el ojo. Esta se metió en una habitación y él fue tras ella.







Kame esperaba a Kyoko, sentado en el sillón. Este estaba nervioso, le diría que quería terminar la relación. Esperaba que las cosas fueran fáciles.

Miró el reloj. 19:30. Ya tendría que haber estado allí. Se retorció las manos nerviosamente y sonrió al recordar los besos de su chica. Los extrañaría, pero no valían la pena, ya que eran sin amor.

Miró el reloj otra vez. 19:31. El tiempo pasaba lento. Sonó el timbre.

Era ella.

Se levantó, abrió la puerta y la miro. Lucía hermosa como siempre. Le sonrió y ella le correspondió con una sonrisa radiante. La hizo pasar y cerró la puerta con cuidado.

De repente ella se abalanzó sobre él y lo besó de forma pasional. Él continuó el beso. No pudo negarse. Sería la última vez.

La chica quitó su camiseta quedando en sostén y volvió a besarlo. Kame le acarició los pechos por encima de la prenda que todavía poseía. Kyoko gimió bajito. Agudizó sus oídos… Le encantaba ese sonido.
Ella, por otro lado, desprendió uno a uno los botones de la camisa del chico, para luego besarle y morderle el pecho. Él lanzó un pequeño grito.
La chica desabrochó su sostén y acercó a Kame a su pecho haciendo que él comenzara a lamer y morder sus pezones. Kyoko lanzó pequeños gritos de placer. Ella despeinaba los cabellos del muchacho atrayéndolo más hacia su pecho.

Kyoko siempre manejaba la situación, ella era el hombre en la relación.


La muchacha desabrochó y quitó el pantalón de Kame en una sola maniobra. Buscó su boca y lo besó fuertemente. Se separó de él quitando su pantalón y corrió su ropa interior para proceder a meter dos de sus dedos en su interior. Con su otra mano llevó los dedos de Kame hacia allí y los reemplazó por los suyos haciendo que este los moviera rápidamente. Lo miró mientras lamía sus dedos provocativamente.

Gemía como loca.
Quitó los dedos de Kame de su cavidad y los lamió uno a uno.

Él buscó sus labios pero ella se corrió para bajarle el bóxer.

Se apoyó contra una pared y se subió sobre él enroscando sus piernas alrededor de su cintura. Kazuya entró en ella fuertemente haciendo que ella arqueara la espalda gimiendo con fuerza. Kame gimió al compás de ella moviéndose con rapidez.

Al cabo de un rato casi chillaban.

Se vinieron juntos gritando tanto como sus cuerdas vocales lo permitían.


Kazuya se deslizó con ella hasta el piso mientras sus respiraciones volvían a su normalidad.

— ¿Kazu? —lo miró.
— ¿Qué sucede nena? —le acarició la frente.
— Yo… Creo que —suspiró—… creo que lo nuestro debe terminar aquí —lo miró con pena.
— Lo sé —la besó suavemente en forma de despedida—. Lo sé.
— Bueno, entonces este fue nuestro… ¿adiós? —le sonrió.
— Sí, creo que fue la mejor forma de despedirnos —le sonrió.


Se abrazaron unos instantes. Kazuya sonrió, la chica había tenido el mismo propósito que él.

— Yo… Yo lo siento Kazu —bajó la cabeza—. Siento mucho no poder amarte.
— Está bien —le levantó el mentón—. Supongo que así debe ser.

Kyoko se levantó y se vistió ante la mirada de Kame. Él solo se colocó el bóxer y el pantalón. Cuando ella estuvo lista, la acompañó a la puerta despidiéndose con un pequeño abrazo.


Cerró la puerta y se recostó en el sillón quedándose profundamente dormido.

No negaba que iba a extrañarla, que la situación le dolía; pero ella no le hacía bien, sólo lograba hacerlo sentir más débil e inseguro.

4 Give me a ♥:

Aiko-chan dijo...

DIOS MIOOOOOOOO!!!!!!! DFSDFSDADADSASADS
fue genial! GENIAL!!! te amo!!!!... bueno a excepcion que kame se tiro a su novia... bueno ya paso~~
TE ESTA QUEDANDO GENIALL!! adoro tu manera de escribir~~~ es lo maximo n.n!

Hitomy-Chan dijo...

Esté serial está genial dios mi jin es un adicto de lo peor y que manera tiene Kame de terminar a su novia fue demasiado como decirlo lemonosa la manera en que se la tiro te está quedando genial ya quiero contiii >///<

Komaki dijo...

Senpaaaaiiiii onegai sube pronto la.contiiii !!!!! Esta geniiiiial sdgfsadfzscf

Darail dijo...

Está tan genial, ya quiero leer el próximo capítulo.

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