La cabaña [YabuTaro / Drabble]

: Qué horrible me quedó ;_;
: Sweet Chain ~ KAT-TUN
: Mirando el monitor invadido de Chinen's




Nombre: La cabaña
Autora: Uebo Hime :3
Pareja: YabuTaro
Formato: Drabble (752 palabras)



 Dedicado a mi kohai Jess ♥ Te quiero nena :3 Espero que te guste esta porquería D:

LA CABAÑA

Su cuerpo brillaba debido a la luz de aquella chimenea que, ajena a la nieve que invadía todo afuera de la cabaña, nos mantenía cálidos.

Lo abracé, él sólo apoyó la cabeza en mi hombro y cerró los ojos levemente, suspirando y luego respirando suavemente como si fuese a dormir.

Le acaricié la mano que se encontraba sobre la mía. Sonrió manteniendo sus ojos cerrados, aún así supe que estaba diciéndome con aquella sonrisa: “gracias por cuidarme siempre”.

Aquel día había llegando llorando con un pequeño bolso. Estaba solo tomando unas vacaciones en una cabaña, necesitaba despejar mi cabeza. Todo por tu culpa pequeño diablillo —pensé. Me estaba volviendo loco con su sola presencia, y sin ella… también. Pensaba todo el día en su mirada, en sus sonrisas, en sus lágrimas, en sus palabras, en su forma de lograr que mi pecho palpitase con fuerza. Ese chiquitín había logrado poner de cabeza mi mundo.

Sin embargo al mismo tiempo le estaba dando estabilidad. Me hacía sentir que tenía un propósito de vida: protegerlo. Que tenía alguien en quien confiar, que tenía alguien a quién hacer feliz.

Pero las cosas no siempre son fáciles.

Ese día había llegado llorando por una razón: su padre se había enterado que salía con un chico. Le había gritado las una y mil quinientas razones por las cuales que un chico saliese con otro chico estaba mal. Le había dicho que era una persona indecente y qué seguro y hasta se anduviese estado acostando con miles de chicos a lo largo de sus cortos 16 años.

Pero eso era mentira.

Yo era su primer novio.

El primero, y yo estaba orgulloso de que así sea. Muy orgulloso de ser aquel que le enseña de a poco cómo amar, porque además sin duda, él mismo me enseña a amar a mí también día a día.

En los 6 meses que llevamos saliendo jamás he tomado su cuerpo. Y no es algo que necesite hacer urgentemente, podría esperarlo así fueran años, porque lo amaba.

— Nee Kota —murmuró con una pequeña sonrisa y temblando levemente—, quiero hacer el amor contigo…

Aún así el pequeño pronunció aquellas palabras, con las que mi corazón comenzó a agitarse.

Negué con la cabeza despegándolo de mi hombro haciendo que abriera sus ojos y me mirara.

— No creo que debas hacer esto sólo por lo que tu padre dijo —murmuré contra sus labios los cuales luego besé suavemente—. No te apures sólo por sus palabras.

— Pero —me miró y se bajó del sillón para sentarse en aquella pequeña alfombra cebrada de piel que se encontraba frente a la chimenea a un lado del sillón. Me levanté y caminé hasta allí y me senté también—… de verdad quiero hacerlo contigo Kou~chan —dijo y gateó hasta mi cuerpo para recostarme y subirse sobre mí.

— Ryu~chan, por favor —le dije en un débil murmullo. Como había dicho antes, que no lo necesitara no significaba que no lo deseara. Pero no era correcto dejar que luego se arrepintiese de hacerlo.

— Kou~chan —jadeo contra mi oído mientras metía las manos por debajo de mi camiseta de dormir.

— Aléjate Ryutaro —le dije y lo tomé por los hombros para alejarlo de mí. Él se resistió y comenzó a besarme los labios aceleradamente. No le correspondí—. ¡Ryutaro!

Se alejó rápidamente, dándome la espalda y comenzó a llorar. No supe que hacer, sentía que lo había lastimado. Pero… ¡no quería que lo hiciese sólo por lo dicho por su padre! Eso también me hacía daño a mí.

De repente ambos nos quedamos en silencio. Sólo se escuchaba el leve llanto de Ryutaro que parecía no tener fin.

Me iba a levantar para irme a la habitación y dejar que cuando quisiese fuese a acostarse, pero de pronto habló:

— ¿No te gusto? —preguntó en un débil murmullo.

Me giré y me acerqué a él con una débil sonrisa. Me agaché y lo abracé por la espalda. Apoyé mi cabeza en su hombro.

— Claro que me gustas amor —susurré en su oído—, también te deseo, pero no… no quiero que lo hagas por despecho a tu padre, quiero que lo hagas porque realmente lo deseas —le dije y lo sentí sollozar más fuerte.

— Lo siento Kou~chan —dijo y se giró para besar mis labios—. Siento haber actuado así.

— No importa —le respondí y me acosté sobre aquella alfombra, llevándolo conmigo y acostándolo sobre mi pecho—. Lo que necesitas ahora es descansar.

— Hai

— Dulces sueños.

— Dulces sueños.

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