Estocolmo [YabuHika / One Shot]

: Al FIN te terminé YabuHika LRPM!
: Konjou nashi ~ Miura Haruma
: En mi pieza tomando coca~cola




Nombre: Estocolmo
Autora: Uebo Hime :3
Pareja: YabuHika
Formato: One shot (1164 palabras)


Dedicado a mi hermosa hija Darky~ 
Perdón por debértelo tanto tiempo, pero no me inspiraba. 
Acá está y es tuyo ^^ Te amo ♥

ESTOCOLMO

El Síndrome de Estocolmo es un estado psicológico en el que la víctima de secuestro, o persona detenida contra su propia voluntad, desarrolla una relación de complicidad con su secuestrador. En ocasiones, los prisioneros pueden acabar ayudando a los captores a alcanzar sus fines o evadir a la policía.

Según la corriente psicoanalítica el síndrome de Estocolmo sería entonces una suerte de mecanismo de defensa inconsciente del secuestrado, que no puede responder la agresión de los secuestradores y que se defiende también de la posibilidad de sufrir un shock emocional. Así, se produce una identificación con el agresor, un vínculo en el sentido de que el secuestrado empieza a tener sentimientos de identificación, de simpatía, de agrado por su secuestrador.

¿Qué puedes hacer cuando tienes frente tuyo a la persona que más te ha maltratado en la vida pero que a la vez más excitado te ha hecho sentir? ¿Qué puedes hacer cuando la persona que pudo haber acabado con tu vida la ha vuelto más miserable pero a la vez más divertida? ¿Qué puedes hacer cuando aquella persona a ultrajado a tantos, incluso a ti, pero no puedes evitar perderte en sus ojos cada vez que te apunta con su pistola y te pide que grites más?

Sólo puedes transpirar, dejar que haga lo que quiera contigo, perderte en su mirada, dejar que te toque, que te golpee, que te haga suyo… que haga lo que quiera contigo. Después de todo es emocionante vivir aquella sensación en tu primer día de trabajo.

Ponerte aquella camisa de vestir celeste que tu madre te ha regalado para tu cumpleaños de hace 3 años pero que te negaste a usar, aquella camisa que guardaste para cuando por fin decidieras madurar y encontrar tu camino. Pero al parecer, no era tiempo aún.

Entré al banco con una sonrisa saludando mi superior. Me acerqué a la caja de cobros y me quedé allí, esperando que comenzara la jornada.

La gente comenzaba a llegar y yo, amablemente, los atendía con una radiante sonrisa. Estaba emocionado de por fin haber salido de lo burbuja infantil en la que tanto tiempo había estado.

— Muchas gracias —le dijo una señora mayor e incliné levemente la cabeza con una sonrisa. La mujer sonrió y se dispuso a salir.

— Siguiente —dije con una sonrisa digna de “Feliz Cumpleaños”.

Y cuando una señora que llevaba a una niña pequeña de la mano estaba dispuesta a ser atendida por mí, las puertas se abrieron dejando ver a 3 enmascarados y uno más de prácticamente mi edad, que sin importarle nada tenía la cara descubierta, entrando de golpe a generar pánico, con pistolas de fuego en sus manos.

El pánico me invadió… ¿esta era mi suerte? Así que… ¿esto debí esperar de madurar?

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al ver como la nena detrás de mi ventanilla comenzaba a llorar. Antes de que los ladrones la vieran, le hice una señal a la madre y les pedí que se acercaran en silencio. Las encerré en el baño para que estuviesen a salvo y despacio volví a mi puesto.

En cuanto me senté, sentí un frío metal sobre mi frente. Sentí pánico, comencé a temblar. Cerré los ojos con fuerza, los apreté con miedo.

— ¿Dónde estabas? —me preguntó aquel joven a cara descubierta— ¿Intentaste avisar a la policía? —miré a mi derecha tratando de buscar a la gente de seguridad con la mirada pero sólo encontré al uniformado en el piso… al lado de un charco de sangre.

— No —dije más que seguro—. No lo he hecho —lo miré sinceramente y al parecer confió en mi palabra.

— Te perdono porque eres muy lindo —me dijo tomándome por el mentón y acercándome a su cara. Temblé.

— Hikaru —dijo uno de los enmascarados y aquel chico se giró.

— ¿Uh?

— Creo que deberías divertirte un poco —le dijo el otro y el tal ‘Hikaru’ sonrió para luego mirarme. Tragué saliva.

— Lo tendré en cuenta —les dijo— Ocúpense de lo que nos interesa —señaló las cajas fuertes—… yo… me encargaré de divertirme —me miró—… con él.

El pánico me invadió pero al mismo tiempo que él tomaba mi mano para dirigirme a los baños un escalofrío placentero me recorrió por completo.

Mientras me arrastraba por dentro de las oficinas mi corazón palpitaba fuertemente, pero estaba seguro que más que de pánico palpitaba por la calidez de su mano envolviendo la mía. Se sentía agradable, tanto que mis pasos se detuvieron. No entendía que me estaba pasando.

Sentí un tirón en mi brazo pero no me moví. No sino hasta que sentí mi labio arder y sangrar debido a un golpe suyo en la cara. Lo miré y lejos de mirarlo con miedo u odio, sonreí. Me miró extrañado, seguramente intentando comprender. Comprender algo que ni siquiera yo mismo podía comprender. Únicamente mi cuerpo exteriorizaba cosas que ni mi mente podía explicar.

Me arrastró con más fuerza y me tiró contra el mármol de las piletas pegándose a mí. Se acercó a mis labios y me alejé. ¿Por qué mi cuerpo cambiaba de opinión a cada momento? Lo sentía cálido y al instante me sentía siendo abusado por sus manos. Sus labios…

— Dime tu nombre —murmuró casi contra mis labios mientras sostenía mi mentón para que lo mirara. Parpadeé y me dediqué a contestar.

— Yabu Kota —dije mientras miraba firmemente sus ojos.

— Kou~chan —dijo de forma cariñosa, sin embargo su sonrisa no mostraba lo mismo.

— No me hable tan informalmente —dije suavemente, sin importarme que pudiera decir o a hacer… de todas formas estaba seguro que su intimidación estaba comenzando a gustarme.

— Pero si prácticamente tenemos la misma edad —me dijo con sorna— Vamos Kou~chan… Hikka~chan quiere que grites su nombre —dijo con una sonrisa bastante perversa.

— ¿Eso te dejará conforme? —pregunté en un intento por desafiarlo.

— Puede que necesite una segunda sesión… otro día —contestó el captor—. Pero empecemos por el presente… ¿no crees que eso es lo adecuado Kou~chan? —rió y comenzó a desabrocharme la camisa rápidamente haciendo volar cada uno de los botones de la misma.

Tocó cada centímetro de mi pecho y estómago, se acercó y mordió con fuerza cada uno de los sectores de mi piel descubierta, lastimándome. Rasguñó mi espalda fuertemente arrancándome pequeños pedazos de piel, dejándome marcas. Pero lejos de gritar de dolor, yo… yo gemía como un loco.

Tomó una navaja y hizo un corte pequeño en mi estómago, lamió la sangre que salía de allí y luego pasó el frío metal de su pistola sobre la herida. Gemí desesperado.

“— Al parecer… Kou~chan lo está disfrutando —dijo con una sonrisa—. Al parecer…

“Al parecer parecer la temperatura de esta mañana será demasiado baja, por favor salgan de sus casas abrigados.”

— ¡Kota! —gritó mi madre al mismo tiempo que golpeaba la puerta de mi habitación— Llegarás tarde a tu primer día de trabajo.

Desperté acalorado a pesar de la baja temperatura, deseando que mi sueño fuese una placentera premonición.

Posted in: HSJ, Oneshot, YabuHika